Teniente Luis Carlos Muñoz Valencia
Ingresó a la Escuela Militar de Aviación como integrante del curso No. 22, ascendiendo como subteniente piloto en 1949.
En la mañana del día 8 de agosto de 1953, a las nueve de la mañana, decoló de Yopal, el Beaver FAC 107 piloteado por el teniente Luis Carlos Muñoz Valencia, quien transportaba un grupo de actores que estaban realizando presentaciones en los Llanos Orientales. La aeronave debía llegar a Sogamoso una hora después. A poco de su salida se perdió el contacto radiofónico con la aeronave e inútilmente s espero su llegada al aeropuerto de destino, dentro de los límites de tiempo permisibles por la provisión de combustible.
Desde esa misma tarde, a pesar de las condiciones atmosféricas adversas imperantes en la ruta, y durante todos los días siguientes, aviones de la Fuerza Aérea se dedicaron de continuo a la búsqueda del Beaver 107 sin obtener indicio alguno. Esta operación se prolongó a lo largo de un mes, volando sobre toda la zona que el radio de acción de la maquina pudiera haber abarcado, sin resultados positivos.
Finalmente, transcurridos los meses y agotados todos los esfuerzos posibles para encontrar el avión accidentado, ya por aire como por tierra, hubo que desistir definitivamente de esta empresa y aceptar la trágica evidencia de la muerte del teniente Muñoz Valencia y de los pasajeros del infortunado vuelo. Nada volvió a saberse de ellos. Quedaron consumidos por la fatalidad en algún peñasco de la cordillera Oriental o en cualquier recodo de las tupidas montañas llaneras, perdidos para siempre como había quedado el capitán Ernesto Esguerra en la impenetrabilidad de las selvas del sur durante el conflicto bélico con el Perú, o doce años más tarde el subteniente Enrique Vega en la insondable espesura del Caquetá.